No había tenido nunca esa sensación, o al menos no la recordaba. La tierra era muy clara, casi blanca, y no era dura, mis pezuñas se hundían levemente. Mi nariz no paraba de olfatear, nuevos olores se presentaban a mis sentidos, además de un ruido bronco y repetitivo.
A medida que avanzaba con mis amigos, el “run run” se hacía más fuerte, y la maleza desaparecía, dejando al descubierto una enorme superficie llena de aquella tierra, y al fondo, como en el horizonte, se unía al cielo azul algo que se movía con colores verdosos. Era enorme, y me quedaba claro que era de donde venía aquel sonido. Mis orejas no fallaban.
Mis amigos se pararon, miraron a ambos lados, parecían buscar a alguien, pero no había nadie. Me sentía ansiosa, entonces se agacharon y me quitaron la cadena. Fue como un pistoletazo de salida. No sé aún muy bien por qué, pero comencé a correr y correr, mucho, en todas las direcciones, sin control, a lo loco.
Mis patas se hundían en aquella tierra, dejando tras de mi una pequeña nube blanca. Mis amigos me miraban asombrados, y ellos comenzaron también a correr. –Estos no me ganan a mí- pensé. Les alcancé y adelanté antes de que se dieran cuenta…pero tuve que frenar…uff que frío estaba aquello verde…era agua, ¡cuánta agua!
Entonces mis dueños se acercaron a mi para preguntarme ¿Te gusta la playa, Greta?
Os dejo un vídeo de mi aventura...
A medida que avanzaba con mis amigos, el “run run” se hacía más fuerte, y la maleza desaparecía, dejando al descubierto una enorme superficie llena de aquella tierra, y al fondo, como en el horizonte, se unía al cielo azul algo que se movía con colores verdosos. Era enorme, y me quedaba claro que era de donde venía aquel sonido. Mis orejas no fallaban.
Mis amigos se pararon, miraron a ambos lados, parecían buscar a alguien, pero no había nadie. Me sentía ansiosa, entonces se agacharon y me quitaron la cadena. Fue como un pistoletazo de salida. No sé aún muy bien por qué, pero comencé a correr y correr, mucho, en todas las direcciones, sin control, a lo loco.
Mis patas se hundían en aquella tierra, dejando tras de mi una pequeña nube blanca. Mis amigos me miraban asombrados, y ellos comenzaron también a correr. –Estos no me ganan a mí- pensé. Les alcancé y adelanté antes de que se dieran cuenta…pero tuve que frenar…uff que frío estaba aquello verde…era agua, ¡cuánta agua!
Entonces mis dueños se acercaron a mi para preguntarme ¿Te gusta la playa, Greta?
Os dejo un vídeo de mi aventura...
Continuará
No sabía que Greta tuviera un blog donde descargar su creatividad literaria y de paso contarnos sus cosas...
ResponderEliminarMuy bonito y elegante.
Informadme por favor de Greta y sus vicisitudes.
Abrazos.
Rafa.
Hola Greta,
ResponderEliminarHoy te he visto de nuevo. Soy Cristina, la amiga de Bilbo, el labrador, tus antiguos amigos. Muchas gracias por haber venido a vernos. Nos ha encantado saber que estás bien. A Bilbo le hubiera gustado verte más, pero los nervios no lo han hecho posible.
Seguiremos tu pista, no lo dudes. Como sabes, nos has dejado huella. Un besito. Eres afortunada por estar donde estás.